Texto dramatúrgico de Xavier Araiza
Un consultorio con atmósfera que cambia de la penumbra al tono color sepia. Al centro un diván, un sillón, una pequeña mesa. Colgado de una pared el diploma profesional donde se lee claramente la frase "Padre del Psicoanálisis". En otra pared empotrado un espejo de cuerpo entero. Entre los efectos del alcohol y el insomnio, un intelectual que visita como paciente el consultorio de Sigmund Freud. Se ve tendido en el diván, boca arriba, mirando fijamente sombras en movimiento que se dibujan en el techo. Entra el doctor Freud. Se ve de mal humor. Viste traje blanco impecable, camisa blanca, moño blanco, zapatos blancos, sombrero blanco. Lleva un puro en una mano, sin encender. En la otra un celular. La atmósfera es extraña, como un sueño, una escena que a veces se mueve en cámara lenta. Diálogos surrealistas.
DOCTOR FREUD: Dígame. Lo escucho...
EL INTELECTUAL: Estoy confundido, doctor. Tengo ideas contradictorias. Dudas morales terribles.Tengo miedo...
DOCTOR FREUD: ¿Miedo?... es normal todos tenemos miedo... A qué le teme usted.
EL INTELECTUAL: A padecer eso que llaman esquizofrenia... (Silencio prolongado)
DOCTOR FREUD: Siga. No dispongo de mucho tiempo. Tengo un ensayo...
EL INTELECTUAL: ¿Ensayo?
DOCTOR FREUD: En el escenario. Al Profeta Desalmado se le ocurrió invitarme como personaje en una pieza teatral. No está mal. Me gusta el teatro. Cultivo un poco mi exhibicionismo ante el público. Ya no soporto el encerramiento con mis discípulos, los aburridos congresos psicoanalíticos, largas consultas con los pacientes, lecturas interminables. Nunca podré leer todos los libros. Miente el poeta ese que escribió "Todo lo he leído" ¡fantasías!. Lo peor son los pacientes insoportables. Espero que usted no lo sea. Según el sabio Aristóteles el teatro es una catarsis, válvula de escape del estrés acumulado. Lo que me gusta y estimula mi morbo es la trama, esos filósofos y mujeres impresionantes que me acompañan en la trama que sucede en la eternidad del purgatorio. Es una locura muy divertida. Nada que ver con la locura de los manicomios.
EL INTELECTUAL: Celebro que le guste el teatro, doctor. A mi me fascina. Siempre quise actuar, lo intenté en la secundaria, era muy apocado, me daba miedo presentarme frente al público. Imaginaba que se reían de mi aunque estuviera actuando una tragedia, con el nerviosismo olvidaba los parlamentos.
DOCTOR FREUD: Pánico escénico...
EL INTELECTUAL: He intentado escribir teatro, pero no encuentro los temas y la forma...
DOCTOR FREUD: Veo que usted es un intelectual, un escritor...
EL INTELECTUAL: Diré que sí. Escribo libros, ensayos históricos y artículos periodísticos. Soy editor de una revista prestigiosa.
DOCTOR FREUD: Un hombre de ideas, como se dice.
EL INTELECTUAL: ¿Puedo saber quiénes son esos personajes que le acompañan en la pieza teatral que ensaya? Usted sabe, manía de escritor periodista. Un adelanto para un reportaje en mi revista Escrituras Libres. ¡El gran Freud actuando en una puesta en escena teatral del Profeta Desarmado!
DOCTOR FREUD: Comete usted un lapsus, señor intelectual. Dije Profeta Desalmado, no Profeta Desarmado... profeta sin armas fue Trotski, ¿seguramente sabe usted quién fue León Trotsky...
EL INTELECTUAL: ¡Claro, el comunista, amigo de Lenin!...
DOCTOR FREUD: ... Un ruso revolucionario, genial... lo conocí en una conferencia que pronuncié en París. Tuvimos un intercambio de ideas sobre el inconsciente y la revolución, ideas que no olvidé jamás... un consejo: Nunca utilice el alma como si fuera un arma. Y si va a portar una pistola no se le ocurra decir que lleva el alma en la mano...
EL INTELECTUAL: Perdone usted, en verdad fue un lapsus. Hay mucha diferencia entre un arma y el alma...
DOCTOR FREUD: No soy Dios para perdonarlo o castigarlo. Todos tenemos lapsus. Eso lo descubrí hace mucho tiempo. El inconsciente se manifiesta mediante el lenguaje.
EL INTELECTUAL: Des-al-ma-do... desalmado... ¿Sin alma?...
DOCTOR FREUD: Sin alma. No es lo mismo andar por la vida con un cuerpo sin alma o andar armado hasta los dientes. El alma es la psiquis, no hay alma sin cuerpo, no hay cuerpo sin alma. El alma no viaja sola por el mundo, como el espíritu santo que predican los cristianos. El alma para ser necesita el cuerpo. Un cuerpo sin alma es impensable, se necesitan ambos para eso que llamamos vida. El arma (cuchillo, espada, pistola, metralleta, bomba convencional, nuclear o química) puede quitar la vida, matar la existencia. El arma no se activa sola: se requiere un cuerpo y una psiquis para activarla. Se puede decir que esos objetos para activarse necesitan un alma perversa en un cuerpo reprimido. Eso es cosa de la política y las guerras. Mi psicoanálisis también lo explica. El señor Marx, Sade y los amigos filósofos saben mucho sobre esos temas de la historia y la sociedad. Yo soy psicoanalista... sin embargo escribí un libro que titulé "El malestar en la cultura". Nunca confunda Alma con Arma. Mi amigo se llama Profeta Desalmado porque le gusta el humor surrealista y es anarquista. No es desalmadamente malo; es buena persona. Un poeta conservador y tradicional diría que el Profeta Desalmado tiene un alma bella. Yo digo que tiene sus claroscuros como todos los mortales.
EL INTELECTUAL: Esas ideas puedo publicarlas en mi revista Escrituras Libres... si usted acepta la entrevista... sería un acontecimiento cultural, un éxito editorial... ¡El doctor Freud, personaje en una pieza teatral del Profeta Desalmado! ¡Sade, Marx, Nietzsche, Sartre, Simone de Beauvoir, Marlene Dietrich sus compañeros en la trama!...
DOCTOR FREUD: ¡Jamás doy entrevistas a mis pacientes, menos en una sesión analítica!... Y no me interesa salir en su revista. Ya bastante fama tengo y no soporto a los periodistas sensacionalistas, los paparazzi que irrumpen como moscas en la vida privada. Son una plaga peligrosa para el equilibrio mental. Pero le diré algo más para que no se sienta frustrado con mi rechazo: El tal Profeta Desalmado me puso con puros hombres neuróticos y una mujeres histéricas. Ningún personaje normal: Carlos Marx, ese agitador. El insoportable Federico Nietzsche, el libertino y pornógrafo Marqués de Sade, el filósofo Juan Pablo Sartre y su novia Simona de Beauvoir. Incluso me pone a actuar con una Diva de cine, la alemana Marlene Dietrich, mujer inteligente y muy bella, pero manipuladora y cabaretera. Tengo una educación burguesa, tradicional... Hasta Zaratustra el que se cree superhombre y a Jesús el martirizado en la cruz quería meterlos a escena. Yo me opuse y me apoyaron todos. Ya era un exceso dramatúrgico... pero decía usted que tiene miedo de convertirse en esquizofrénico... ¿Miedo... por qué?
EL INTELECTUAL: Me contradigo, doctor.... vivo en la confusión... mis críticos me dicen intelectual orgánico, pero me siento desorganizado, sin organización ideológica. Mis certezas son inciertas, ya dudo de mi humanismo liberal, ya no se muy bien que significa democracia sin adjetivosl...
DOCTOR FREUD: Todo el mundo se contradice y se confunde. Nada es transparente como el aire. Aunque hay contradicciones insuperables, enloquecedoras. Tenía razón el filósofo Hegel con su dialéctica esa. El insoportable agitador y compañero de teatro que quiere transformar el mundo dice en su libraco Das Kapital y otros escritos que las contradicciones son históricas, de clases, económicas, sociales y políticas. Yo digo que se trata del conflicto entre la realidad y el deseo. Entre la pulsión erótica y la pulsión tanática. ¿Usted qué piensa? ¿Piensa usted?
EL INTELECTUAL: No pienso, doctor. Tengo dificultades para pensar más o menos con coherencia. Me contradigo social, política, psicológica y existencialmente... Tengo mido de convertirme en un inquisidor, en cruzado del Santo Oficio capitalista... lo que no entiendo es por qué tengo miedo si soy hombre muy liberal, de cierta izquierda moderna, soy heredero de las revueltas y la contracultura nacidas en 1968... debo confesarle... (silencio).
DOCTOR FREUD: No me confiese nada: ya le dije que no soy Dios, no soy el Papa, padre de la grey católica. Este no es un confesionario de iglesia: está usted en el diván de mi consultorio. Soy el padre del psicoanálisis... En todo caso busque a mi discípulo Lacan. Ese hizo una pequeño monasterio internacional con mi teoría. ¿Frecuenta el mundo virtual? ¿Tiene facebook?
EL INTELECTUAL: Sí. Navego mucho en internet. Soy fanático de la computadora.
DOCTOR FREUD: Pues confiésese ahí, con el contacto que más confíe. No cuesta nada.
EL INTELECTUAL: He intentado confiar en ciertos amigos virtuales...
DOCTOR FREUD: Tenga cuidado: no se confiese a sí mismo, a su propia selfie, porque es peligroso. En facebook lo pueden escuchar algunos psicoanalistas y sacerdotes aficionados y ciudadanos piadosas que se la pasan otorgando bendiciones. Si lo hace en línea, con la bendición le pueden dar muchos likes a su confesión. Use usted el zoom.
EL INTELECTUAL: Facebook es mi diván cotidiano, pero no puedo consultar al señor Lacan. Tengo entendido que ya no vive. Murió en París sin aguacero.
DOCTOR FREUD: ¿Sin aguacero?... ¿Qué relación hay entre el psicoanálisis, el señor Lacan, su muerte y el aguacero… ¿Hace usted un chiste a mi costa? Lea mi libro "El chiste y su relación con el inconsciente".
EL INTELECTUAL: Disculpe, padre... ¡Perdón! ... doctor Freud. No me confundo ¡Usted es el célebre doctor Freud! Sólo quería decir que Lacan ya no existe y me acordé de un poema de César Vallejo que habla de morir en París con aguacero. Soy un poco poeta. Me encanta la poesía…
DOCTOR FREUD: Yo tampoco existo. Morí en Londres y sin aguacero... Lo único que caía del cielo eran las bombas de la aviación alemana. Soy judío. Padecí el terror nazi A mis hermanas las recluyeron en un campo de exterminio…
EL INTELECTUAL: ¿Usted también ha muerto?
DOCTOR FREUD: He muerto, en 1939... cáncer en la mandíbula.
EL INTELECTUAL: ¿Entonces que hago yo aquí en su diván?
DOCTOR FREUD: No sé. Tal vez ya esté en el infierno (ríe en sordina). Pero ya dígame qué le pasa. Tengo que ensayar mi papel teatral (en ese momento entra llamada al celular de Freud)... "Sí... ¿Ya llegó ese Marx?... se cree diva... si Federico no sale de la depresión y deja de llorar y su manía absurda cargando esa cabeza de caballo de cartón, renuncio al papel... Tampoco me gusta que el señor Sade ande coqueteándome y manoseando a la señora Simona, provocando el pleito con Juan Pablo. Ella es una verdadera dama... Que el insoportable Marqués deje su erotomanía para después del ensayo. El teatro no es un burdel. Ah, y si merodean por el ensayo esos Zaratustra y Jesús el Crucificado en ese mismo momento renuncio. Se buscan otro personaje... No... ¡No estoy nervioso, estimado Profeta Desalmado!... Tú sabes que soy impaciente...No me gusta esperar... atiendo una consulta... un paciente mexicano que se dice intelectual... Llego en 15 minutos"... (Al paciente) ¿Decía usted?
EL INTELECTUAL: Está usted alterado, Doctor.
DOCTOR FREUD: Es normal: así me pongo cuando inicio ensayo de una pieza teatral.
EL INTELECTUAL: Doctor Freud... no le quito más tiempo. Sin más rodeos le informo que tal vez me estoy enamorado perdidamente de un político. Mi sospecha de amor deja de ser ilusión y se vuelve realidad al ver su foto en las revistas, periódicos, tele y videos y memes de internet. Le digo esto porque lo odio con enloquecedora intensidad. Soy hombre de extremos: de amores intensos y odios profundos. Hasta en las revistas gringas sale ese político tan odiado y querido. Me debato en la confusión: no sé si lo odio o lo quiero. Mi extraña pasión llegó al grado de escribir un ensayo llamándole Mesías Tropical... hasta monté una oficina de espionaje periodístico y político que todo mundo conoce como Operación Berlín...
DOCTOR FREUD: ...¿Operación Berlin?... ¿Es usted neonazi encubierto? Recuerde que soy judío y jamás he aceptado pacientes que prediquen ese credo... el psicoanálisis tiene principios y se opone a toda forma de dictadura...
EL INTELECTUAL: No, doctor. No soy simpatizante de Hitler, menos neonazi. De ahí mi confusión, la angustia de padecer un trauma profundo: repito que me considero liberal y hasta de cierta izquierda, pero ahora me llaman intelectual orgánico de la derecha cultural, ideólogo de la ultraderecha política. Siento que mi percepción del mundo ya no es la misma. Parafraseando a su compañero personaje Marx, puedo decir que mis certezas ideológicas y posición política liberal que antes eran sólidas, se me derrumban en el aire...
DOCTOR FREUD: ¿Sabe usted que cuando fui por vez primera a Gringolandia les dije que con mi psicoanálisis les llevaba la peste? Lo hice para burlarme de esos pragmáticos de la razón utilitaria y el destino manifiesto. Es sintomático que en sus moneda digan que en Dios confían. ¿De qué filiación ideológica es ese político que le quita el sueño? ¿Derecha, ultraderecha, izquierda, extrema izquierda, dictador, demócrata…?
EL INTELECTUAL: Él dice que es de izquierda, pero yo digo que es conservador de derecha, un dictador… yo siempre he sido liberal simpatizante de izquierda. Pero no es todo: no odio tanto a sus adversarios empresarios y partidistas abiertamente derechistas, conservadores contra los que luché cuando tenía 20 años. A ese político que me quita el sueño, lo apoyan algunas izquierdas y hasta ciertos liberales. Le han hecho dos fraudes electorales: uno obvio y otro disfrazado con dinero ilegal. Lo acepto en privado, pero lo niego en público. Ya no sé cuál es mi lado derecho y cuál el izquierdo... ¿Qué me sucede, doctor?... seguido me pregunto que pensaría de mi el poeta...
DOCTOR FREUD: ¿El poeta?...
EL INTELECTUAL: Mi mentor, mi guía intelectual... el poeta Octavio Paz.
DOCTOR FREUD: ¿Qué significa para usted la poesía y el apellido Paz?
EL INTELECTUAL: Premio Nobel... prestigio, traducciones, relaciones sociales...
DOCTOR FREUD: ¿Frecuenta usted al poeta, cultiva su amistad?
EL INTELECTUAL: Ya no vive, pero sigue siendo mi padre espiritual, mi maestro intelectual. Dudo si me acompañaría en mi cruzada contra el Mesias Tropical. Eso me perturba. Como a todos, me inquieta la idea del suicidio real o simbólico...
DOCTOR FREUD: No se apresure. Como dice el eclesiastés bíblico: hay tiempo para todo...Siga contando. No procedo en el análisis con método fast track. No hago terapia express. Para eso vaya con algún chamán o bruja. No soy mago, adivinador. Si quiere curarse rápido y ficticiamente lea un panfleto de autoayuda. Jamás le diré qué le sucede en una consulta de 30 minutos. El análisis del inconsciente no se resuelve con formulas, con recetas. Eso es psicología barata.
EL INTELECTUAL: ¿Le ofendí, padre Freud?
DOCTOR FREUD: Insiste usted…
EL INTELECTUAL: ¡Perdón, don Segismundo! Le digo, tengo confundida la cabeza. De pronto sentí que usted era mi papá.
DOCTOR FREUD: Se llama transferencia…
EL INTELECTUAL: ¿Qué es eso? Yo las transferencias que conozco son las bancarias en pago a mis servicios intelectuales y editoriales...
DOCTOR FREUD: Muy difícil de explicar. Estudie usted, lea mis libros. Es usted un intelectual. Aprenda sobre la transferencia y la contratransferencia. A nadie le explico en pocas palabras mi método. Contnúe…
EL INTELECTUAL.- Lo que más me preocupa y atemoriza doctor, es llegar a la idolatría ideológica mezclada con pasión política derechista. Volverme travesti ideológico público no me da miedo. Ya tengo experiencia. Soy periodista, no santo. Incluso puedo soportar terminar mi vida intelectual en brazos de la derecha. Pero, salir del closet me da pánico, doctor... por eso del amor enmascarado...
DOCTOR FREUD:- Puede ser que en su conflicto inconsciente usted ama al politico objeto de su deseo y herida narcisista, pero no se atreve a reconocerlo en privado y decirlo en público. Para negarlo y auto engañarse cree usted que lo odia. Esos desplazamientos del odio al amor y del amor al odio, suceden frecuentemente. A propósito: ¿Puedo saber quién es ese Mesías Tropical? ¿Amigo suyo, vecino, pariente, compañero de trabajo? Es un nombre raro para un político famoso. Habla de él como si los dos se picaran el ombligo y compartieran las cervezas viendo futbol los fines de semana. Véase en el espejo y pregúntese sin truculencias y ocultamientos: ¿le daré mi apoyo y amistad al Mesías? ¿Lo niego y le quito todo apoyo porque representa todo lo que yo detesto? ¿Puedo apoyar su política aunque no coincida en todas sus ideas y programas de gobierno? ¿Ese hombre que odio es peor que los derechistas, ultraderechistas y hasta fascistas que operan en mí país?: Y decida. Su problema no es grave. Sucede mucho en estos tiempos de patologías nuevas, como el travestismo ideológico y político inconsciente que usted mismo padece. Porque hay un travestismo consciente que se llama oportunismo. Es el estilo de los traidores y logreros que han existido desde los tiempos de las hordas y las tribus. Hoy está de moda la contradicción entre lo que se dice y se hace. Leí por ahí que es el fashionismo llamado posmoderno y neoliberal. Predican la paz y se entrenan para la guerra. Se llenan la boca con la palabra libertad mientras vigilan como inquisidores hasta las alcobas, las cocinas y las bañeras. Hablan de democracia mientras hacen fraude electoral y están sometidos a los spots de eso que llaman televisión. También usan la tecnología del internet. Eso no sucedía en mis tiempos en Viena… Tengo que poner mi teoría del inconsciente en el nuevo contexto de la cultura. Veo que hay demasiado malestar, ya no latente sino manifiesto.
EL INTELECTUAL: ¿Doctor, no tendré un trauma sexual que se refleja en el odio explícito y el amor reprimido?
DOCTOR FREUD: ¡Vaya, es usted perspicaz, lo creía más ignorante! A eso iba precisamente: en el siglo XXI estamos ya en la era de la diversidad sexual… Le expliqué esto porque nunca he tratado a un paciente mexicano. Todo un caso su país. Como el caso Dora, el caso Schreber, el caso Hombre de los Lobos... Demasiada patología en los discursos y los actos. Usted mismo es víctima de esa sociedad enloquecida.
EL INTELECTUAL:- Gracias, doctor. Me reconforta saber que México es un país enloquecido. Seguiré su receta. Me plantaré frente al espejo y haré la pregunta: ¿quién soy? ¿Puedo entender a mi enemigo politico y conciliar sus ideas con las mías? De lo que estoy seguro es que no soy un hombre políticamente de derecha, menos de la ultraderecha... bueno, eso creo... por eso la confusión, mi miedo a la esquizofrenia...
DOCTOR FREUD: Además de la ideología, hágase preguntas difíciles, digamos escabrosas... ¿Cómo se asume usted?
EL INTELECTUAL.- ¿Cómo dice?... No...no entiendo la pregunta.
DOCTOR FREUD:- ¿Se asume usted como hombre, mujer, gay, lesbiana, travesti, transexual, santo canonizado, ángel del cielo...
EL INTELECTUAL.- ¡Va usted muy lejos doctor! ¡Me insulta!...
DOCTOR FREUD:- Es mi nuevo método analítico. He cambiado. El teatro me ha enseñado formas nuevas de encarar el drama, de zarandear los traumas y retar al inconsciente, que cómo usted debe saber lo descubrí buceando en mi pasado sin olvidar el presente. En el presente se esconde el pasado y asoma la cara el futuro. Pude ver la locura de frente, y me burlé de ella. Pero no hay que confiarse nunca. La razón es tramposa. Hay que viajar lejos en la biografía. Ir al fondo del inconsciente. Los amores cruzados surgen de las patologías enraizadas en la infancia... (llamada al celular)... Qué tal Profeta... Ya llego, no tardo... termino consulta con un paciente y llego corriendo... ¿ya están ahí Sade, Marx, Simona?... ¿cómo anda Nietzsche? ¿No se ve muy alterado?... Bien... (Busca entre los papeles de la mesa)... ¿Dónde quedó el libreto?... ¡Aquí está! (Lee. Entusiasmado) ¡"La Fiesta de los Filósofos o el cumpleaños del Marqués de Sade"! ¡Vayamos al escenario! ¡Actuemos en el gran teatro del mundo! (Ignora la presencia del intelectual. Sale)
En ese instante la escena en el consultorio se oscurece, solo queda una luz cenital. El intelectual despierta angustiado. Se incorpora en la cama. Camina confuso. Se observa detenidamente en el espejo, escruta su cara:
EL INTELECTUAL: ¿Un sueño? ¿La realidad? ¿El inconsciente?
Fin
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