Prólogo

¡Nuestra querida tierra! La observo cuando estoy deprimida y me vuelve la nostalgia de la vida ¡Mire! (Sade se acerca. Observa).

Simona, La fiesta de los filósofos.

  Xavier Araiza es originario de Matamoros, Tamaulipas, México y en julio de 1969 llegó a Monterrey, Nuevo León para combinar el trabajo y la universidad. Estudió en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Nuevo León, fue integrante del primer taller independiente llamado Caligrama y de forma paralela realizó la lectura, teoría y estudio del teatro de manera autónoma. Escribió para el periódico que publicaba la misma universidad. Además, publicó en periódicos como El Porvenir, El Norte y La Tribuna.

 Con el tiempo, impartió clases en la universidad, las cuales, se vieron interrumpidas por razones políticas debido a que Xavier Araiza a través de su dramaturgia La peligrosa aventura del rectorrr y sus amigos (Farsa cómica en dos actos) realizó una fuerte crítica a la política que se desarrollaba en el espacio universitario. ¿Quién se atrevió a montarla? Sí hubo quienes lo hicieron, pero, fue en otro estado y para sorpresa del autor, recibió el reconocimiento por parte del centro universitario donde se presentó.

  También, realizó crítica de montajes de su tiempo y sobre la pedagogía teatral. No perteneció a alguna de las escuelas de nuestro estado o país. Sin embargo, Xavier Araiza supo la importancia de leer las teorías y de estudiarlas a profundidad. Vinculó la teoría, filosofía, política y artes en su trabajo como dramaturgo. Para él, fue fundamental considerar a los clásicos, Sartre, Brecht e Ibsen como lecturas de autogestión. Se orientó en la dramaturgia sin tener otro tipo de contacto con el escenario y en la impartición de talleres de crítica, teoría e historia del teatro fuera de nuestro estado. La Universidad de Tamaulipas, el Museo Pape de Monclova y Escuela Estatal de Teatro San Luis Potosí, fueron algunos de los espacios en los que durante años estuvo compartiendo su conocimiento. Después de itinerar, desde 1982 hasta 1995, regresó a Monterrey y en 1999 se dedicó a montar su dramaturgia La Diva y el Gánster,  y así fue como el lector, periodista, dramaturgo y docente, inició su carrera como director escénico.

  Por lo tanto, a partir de los años 70 aplicó en sus procesos la teoría, historia y filosofía del teatro. De los cuales, 22 años lleva trabajando como director comprometido con la ética teatral. Es decir, está en contra del exhibicionismo y frivolidades que se alejan del teatro. Su visión es la de generar un intercambio teatral con el espectador.  ¿Qué características he descubierto en su dirección? Él cree en que hay filosofías del teatro para encontrar la dialéctica entre teoría y práctica, una filosofía brechtiana que aplicó desde 1999 hasta el presente en sus distintos montajes. Como principales elementos de su dirección, realiza la síntesis de dramaturgia, teoría teatral, técnicas teatrales y trabajo con los actores. Además, considera que existen ejes en el texto dramatúrgico y se trata de la dirección escénica, el trabajo con los actores y el trabajo de los actores.

  Por consiguiente, Xavier Araiza, después de ser fundador del Gargantúa Espacio Cultural, se enfocó en la creación de otro espacio donde continuara la autogestión, capacitación, cursos, creación y presentación de obras teatrales. Consiguió armar un escenario que llamaba la atención por ser un teatro de cámara donde el espectador y actor pudieran manifestar el encuentro que sucede en el teatro. Empezó otra fase en su trayectoria: el 6 de junio de 2014 se inauguró Theatrón. Y volvió a montar sus dramaturgias como La loca del maniquí por tratarse de un tema que continúa siendo actual. Es como inicia una época de relecturas de sus montajes y dramaturgias.

¿Por qué inicié este prólogo con el breve recorrido del trabajo que ha realizado Xavier Araiza? Porque es imposible separar la causa y consecuencia que se vive en una trayectoria. Con Xavier Araiza, uno se encuentra con la autogestión y lo colectivo. Crítica y escritura. Filosofía y práctica. Al dramaturgo que se convirtió en director. El director, que piensa en el espectador. La creación que abre paso a la provocación.

  De ahí la necesidad de hablar de títulos dramatúrgicos que escribió constituidos por el espíritu crítico. Las obras que escribe y dirige tienen una temática que contextualiza a los espectadores del siglo XXI. Por ejemplo, en el 2014 organizó en Theatrón, la conmemoración de la muerte del Marqués de Sade. Se trató de la lectura dramatizada de un fragmento de su dramaturgia La fiesta de los filósofos o el cumpleaños de Sade. Además, hizo conferencias, debates sobre el teatro de Sade e invitaron a un psicoanalista cuando en el entorno había silencio sobre la figura del autor.

  Ahora bien, en una entrevista que le realicé a principios del presente año, él respondió a la pregunta que le hicieron cuando celebró a Sade, ¿cuándo pones en escena la fiesta de los filósofos? Compartió que tenía planes para empezar la publicación de La fiesta de los filósofos o el cumpleaños de Sade. Y me sorprende el hecho de que ese momento llegó a través de la sinergia editorial entre su Revista Pantagruélica, la Revista Antihistoria Revista Sector Nostalgia.

  La dramaturgia es de estética brechtiana y se lleva a cabo en un tiempo y espacio ajeno al de nuestra realidad. En ese lugar, Simona de Beauvoir, Juan Pablo Sartre, Segismundo Freud, Federico Nietzsche y Carlos Marx le han preparado una fiesta de cumpleaños al Marqués de Sade. El purgatorio y la fiesta se mezclan. Desde ese espacio nos miran y hablan de nosotros. Sade observará el desastre que traemos, los conflictos históricos, luchas sociales y la violencia que de alguna u otra forma siempre queda impune. Los filósofos nos miran y al mirar nuestro mundo, el lector-espectador notará las semejanzas mediante los diálogos irónicos, críticos y subversivos.

  ¿Dónde estará la similitud de su mundo con el nuestro? El espacio en el que suceden las conversaciones de camaradería filosófica e ideológica tiene un contexto donde todo está ardiendo. El leiv motiv es el bombazo. Es el estruendo que recuerda la metralla, la protesta del pueblo, militares planeando golpes de estado, mafiosos sin cárcel, feminicidios, secuestros o desapariciones.

  Recuerdo cuando el autor Xavier Araiza reflexionó conmigo sobre Sade y sus implicaciones. Para él, este autor es una paradoja, ya que “vivimos en una sociedad sádica en muchos sentidos”. ¿Y cómo negarlo? ¿Quién puede censurar las conversaciones de los filósofos de Xavier Araiza? ¿Quién puede censurar esa crítica a nuestro mundo globalizado? Leamos una dramaturgia de conciencia social, política y crítica. También, sobre el por qué los filósofos decidieron celebrar al Marqués de Sade en medio del caos y cómo es que el lector-espectador está presente en esa fiesta.

Aarón Coré.

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La fiesta de los filósofos o el cumpleaños del Marqués de Sade.⇐

 

 

 

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